El show
llego al climax.
El
público pogueaba y bailaba a lo loco.
Era una
marea humana que no se detenía. Generaban tal adrenalina en los
músicos que tampoco podían parar.
Un tema
tras otro, y llegó la mañana, la luz del sol que se colaba por las
rendijas, parecía alimentar más el kilombo.
Pero
nadie paraba, era un circulo vicioso de adrenalina, movimiento, amor
y rock&roll.
Y pasó
la mañana y los temas se empezaron a repetir y en esa repeticion se
perfeccionaban generando más ímpetu en el público que contagiaba a
los músicos la energía de un huracán y seguían y seguían
tocando.
Y llegó
la tarde y pasó.
Y la
noche y otra mañana.
Un
remolino magnético surgió de la sala, atrapando de locura, amor
y rock&roll a quién pasaba y se reproducía la magia.
La onda
expansiva de adrenalina, amor y rock&roll se expandía
inexorable, dándo la vuelta al mundo y todo el sistema capitalista
estalló.
No pudo
soportar tanto amor y rock&roll.
En la
sala, ya cansados, fueron bajando de a poco y después de un par de
bises dieron por terminado el show.
Fueron
saliendo de a poco totalmente inconcientes de que habían provocado
el fin del mundo conocido, destruyendo a puro corazón, al maldito
capitalismo.
Dedicado a los Acorazado Potemkin... www.acorazadopotemkin.com.ar
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