Estaba todo listo para la cena navideña.
Cedió al antojo de mariscos… pulpo… todo tipo de conchas… tenía el dato de una pescadería grande que preparaba todos esos bichitos, de distintas maneras, súper frescos y exquisitos. Por una vez que podía darse el lujo…
Un par de botellas de rosé, encanutadas en la heladera hacía una semana, resultado perfecto.
Un helado, pero no cualquier helado. Tres tipos de chocolate, chispas, dulce de leche, caramelo, todo con crocante y…
Porrito especial.
Después del accidente de Chernobyl, se iniciaron varias investigaciones, para encontrar la forma de limpiar la radiación. Los mejores resultados fueron al plantar marihuana; para alimentarse realizaba un proceso en el que descomponía la radiación en elementos inertes y potables… estaban tratando de averiguar cómo era ese proceso, pero mientras tanto seguían plantando cada vez más zonas, y así limpiarlas.
¿Por qué cuento todo esto?
Porque soy la narradora omnisciente, además que tiene relación con lo que les estoy contando.
Volvemos.
Ese porrito que ligó, obvio que no se puede contar su procedencia pero si, su fama.
Quién se lo regaló le dijo:
-Esto viene de Chernobyl, y te lo traje porque sabía que vos lo ibas a saber apreciar.
-¿Vos pretendes que fume radioactividad? Na…
-No, no tiene radioactividad, ni es tóxico. En el laboratorio pude analizarlo, es porro, puro porro, pero fortificado.
-Estás segura… ¿no? Ma si, pasámelo…
-Pero lo tenes que fumar en una ocasión especial. Haceme caso…
Y lo guardó esperando esa ocasión especial, que nunca llegaba, por eso aprovechó la navidad para nombrarla ocasión especial y probar el porrito de Chernobyl.
Además de la picada de mariscos, y el rosé, el menú tenía un pescadito a la crema con papas fritas… una vez armado el pescado, y en el horno, y las papas nadando en el aceite, dorándose como corresponde, le dio la primer pitada… como para ir entonando.
No esperaba a nadie… decidió que era hora de pasar la navidad en su casa, sola y tranquila… no salió nada que le interesara, no le molestaba estar sola, al contrario.
Algo le hizo saltar de sus pensamientos
¿Escuchaba villancicos?
Alguien se debe estar castigando con una película de navidad… aunque sonaban raros… destemplados…
Así como llegaron, los villancicos se perdieron.
Lista la comida, servida la mesa con todo lo necesario, una peli para arrancar, el vino en su balde… la cena perfecta.
Y otra pitada, perfecta.
La comida estaba buenísima, por dos, el efecto Chernobyl multiplicaba los sabores por mil, además de ampliar la capacidad de diferenciar sabores y texturas… y el vino…
Iba a por el segundo trago de vino, cuando escuchó, en su habitación el ruido de algo que se cayó.
Se levantó y fue a ver qué era.
Desde la puerta observó como un… ¿qué era eso?
Parecía un ángel, por las alas… pero estaba vestido… chaleco de jean, remera negra de megadeth, jeans, sobre-pantalones de cuero negro, gastado, borcegos, vincha, y anteojitos redondos negros. Pelado, pero con una trencita rubia que le salía de la nuca.
Cuando lo vio, el susto le hizo caer un gritito, que sobresaltó al ángel, que sacó del bolsillo del chaleco y apenas con dos dedos, algo que a medida que salía iba creciendo hasta transformarse en una pistola ametralladora, de esas que tienen el cargador redondo, y la apuntó. Cuando la vio se frenó, le pidió disculpas y guardó el arma en el mismo bolsillo. A medida que entraba se iba reduciendo hasta la nada.
-Disculpame, me asustaste… yo…
Ella retrocedió un paso, pero se plantó.
-Mira, no sé quién carajo sos, ni qué haces acá, y no me in te re sa -lo dijo así, separado en sílabas. -Tuve un año de mierda, y esta noche es mi ocasión especial, para relajarme, comer algo rico y demases, y no voy a permitir que un evento sobrenatural de pacotilla, me la cague… así que por favor, te invito a retirarte.
En los ojos del ángel primero fue estupor, confusión, de a poco la tristeza los inundaba, hasta que rompió en llanto, desconsoladamente.
Sorprendida, puteo un poco por lo bajo, pero se acercó a consolarlo… cuando lo tocó, el ángel giró la cabeza, mal, la miró con los colmillos afuera y ojos desorbitados, siseando… del sopapo que le dio, trastrabilló el ángel y no le quedaron más ganas de joder, su cara volvió a la normalidad en un instante, y las lágrimas seguían corriendo por sus mejillas.
-Perdoname, -dijo el ángel. -Todo lo hago mal… no tenía que enojarme, es lógico que prefieras pasar las fiestas sola, y no con tu ángel de la guarda. No sirvo para nada, yo… siempre me hacen bulling porque… -Y un nuevo acceso de llanto y congoja le impidió seguir hablando.
-Está bien, calmate… tampoco es para tanto. Pero a mi no me vengas a mostrar los dientes. Vení. Vamos a comer algo. ¿Ya cenaste?
-No, salí apurado.
Mientras le alcanzaba plato, cubiertos y copa, le dio otra pitada al porrito, y le convidó al ángel, que le pegó una pitada profunda.
-Cuidado, despacio porque es especial, de Chernobyl, y pega en serio. Yo con dos pitadas te veo a vos… así que imaginate.
-¿Qué querés decir con eso? Yo soy real, no soy una alucinación… no me ningunees…
-Si, tenés razón… no puedo tener una imaginación tan conchuda de imaginarme un ángel, susceptible y que se ofende de nada… -Ojos hacia arriba…
-No soy cualquier ángel, soy Tu Angel de La Guarda… así con mayúsculas…
-Ahora entiendo por qué tuve una vida tan de mierda… gracias, la verdad que te pasaste. Sentate, y vamos a bajonear, de paso charlamos… tengo una cuantas sugerencias.
-¿Si? no me digas -decía, mientras se acomodaba, y se servía vino y comida. -Todes saben lo que tiene que hacer un ángel de la guarda, todes tienen quejas. A nadie le conforma el trabajo que une hace, al final, tendrían que probar a vivir sin nosotres así entienden que el laburo que hacemos es de verdad importante.
-Lo bueno es que hablas con lenguaje inclusivo… claro, los ángeles no tienen sexo… entonces deberían ser les ángeles…
-Eso de que no tienen sexo es un mito…
-No vamos a hablar ahora del sexo de los ángeles… tenemos que arreglar otras cuestiones. Vos decís “Tu Angel”, pero hablas de lo que piden o quieren todes, qué pasó, ¿antes tuviste otre dueñe?
-¡No soy un cachorro para tener dueño! ¿qué te pasa? -Indignado estalló, de nuevo en llanto.
-Pará con la mariconeada. A vos ¿qué te pasa? No se te puede decir nada! A mi no me quieras manipular con llantitos… vamos a arreglar cuentas, aunque llores.
-Ufa… Qué rico que está esto…
Lo miró un instante como midiéndolo, el ángel comía saboreando como si fuera su última cena… y un poco de penita le dio.
-Bueno, tengamos la cena en paz… después arreglamos cuentas.
Pasaron algunos minutos en silencio, saboreando la comida.
-Podría poner algo de música. ¿Qué música te gusta?
-Me gusta Luismi, Arjona, Dyango… no sé… un poco de todo.
Ella esta espantada escuchando los gustos musicales del ángel… tardó en asimilarlo, y el ángel levantó la vista al notar el silencio…
-¿Qué pasa? ¿No tenes nada de ellos? Puede ser cualquier cosa… pero suave… para comer… después si, nos ponemos ATR.
-¿En serio vos sos MI ángel de la guarda? ¿Cómo te designan dueñe… o perdón, digo… protegide? ¿Está bien decir así, protegide? -Se decidió por una antología de Four Tops…
El ángel pensó un instante.
-Si, así está bien… sos mi protegida. Y cómo me asignan… eso tiene que ver con los misterios de universo y la voluntad de Señor.
-¿Qué señor?
-¿Cómo qué Señor? Dios, por supuesto.
-Y vos ¿lo conociste a dios? Porque tendría una lista para él también de modificaciones que podría hacer.
-No, claro que no. Nadie lo conoce, aunque está en todos lados. Es omnipresente.
-Si, ya conozco todo el verso, me tocó escuela de monjas como ya sabés… y bastante mal la pasé.
-Ya vamos a empezar con los reclamos.
-No, era una observación. Cuando empiece con los reclamos tengo cosas peores.
-Perdoname que te lo diga así, pero sos bastante amargada. Por eso te quedaste sola.
En el mismo instante que terminó de decirlo, se arrepintió, levantó los ojos despacio para ver la reacción de ella que, siguió masticando tranquila, se limpió los labios con la servilleta, tomó la copa y bebió un trago de vino… un largo trago de vino, y lo miró, o mejor dicho lo atravesó con la mirada, cual rayo, y con toda tranquilidad le replicó.
-De dónde sacás la idea de que “me quedé sola”, como algo que pasó ajeno a mi voluntad.
-Es una forma de decir… no quise…
-Si los ángeles tuvieran lápidas, en la tuya deberían escribir “Elle nunca quiso, pero…” Y no empieces a llorar de nuevo.
-No, no lloro. Che qué rico que está todo.
Terminada la cena, pasaron al sofá cada une con su copa, y después de darle un par de pitadas al porrito Chernobyl, la charla fue fluyendo. Hablaron un rato de la nada misma, y llegaron en un momento a los reclamos, pero fueron en un tono más bien suave.
-Vos no sé si te acordás, pero yo te salvé de cada situación. Por ejemplo, aquella vez que se te ocurrió hacer dedo… puse en tu camino a esa pareja, tan amable.
-Si, me acuerdo… ¿Pero vos te acordás por qué fue ese acto de locura?
-Bueno, si. No te estaban tratando muy bien que digamos en tu casa, y ese día fue particularmente fuerte el maltrato. Casi que saliste a buscar que te pasara algo.
-Bien. Nos entendemos. Decime, ¿no tenías otra familia dónde dejarme?
-Eso no lo defino yo… ya sabés -dijo, señalando hacia arriba.
-Claro, el viejo que nadie conoce, por lo tanto no se tiene que hacer cargo de nada. Cuando no hay explicación, son los designios.
-Bueno, pero aquella vez, en Constitución, ¿te acordás? Estabas esperando a tu novio, y se acerca esa mujer, con dos criaturas, a ofrecerte laburo para cuidar a les niñes, y esa conversación. Y vos como estabas esperando al boludo con el que salías, no fuiste con ella. Después ves un capítulo de esa serie de casos reales, y resultó que la mina llevaba pibas a la casa para que las violara el marido, y después las mataba y las dejaban tiradas por ahí.
-Uy, si! Me acuerdo de eso… la impresión que me dio cuando vi ese programa… de la que me salvé… Bueno, pero en ese caso estamos de nuevo con lo mismo, son consecuencias, si en vez de cruzarme a ese boludo, me hubiera cruzado a un menos boludo.
-Eso ya no es problema mío, sos vos la que se enamora de ese tipo de tipo. Ahí ni yo ni Dios tenemos nada que ver.
-Bueno, pero volvemos a lo mismo por qué me dejaron tirada con esa familia…
-Es tu familia.
-¿Seguro? Mirá es navidad, cuando las personas se juntan con su familia o sus seres querides… y vos acá caíste, literalmente.
-Si, eso de que te hayas quedado tan sola.
-Otra vez con lo mismo… es una decisión también, preferir estar sola que en un lugar dónde no tengo ganas de estar.
El porrito se terminó, por suerte quedaba otro, y la charla siguió tranquila, en algún momento los reclamos fueron una charla tratando de desentrañar entre les dos, por qué la vida era cómo era, y por qué le había tocado en suerte esa biografía, tan de mierda.
-Y ahora ya estoy vieja… -No terminó la frase, porque la interrumpió otra vez el ruido, en su habitación de algo que se caía. -¿Vos esperabas a alguien?
-Yo no hice nada… -Contestó sobresaltado el ángel, que había pegado cabeceada, y no escuchó la última frase…
De nuevo en el umbral de su habitación, ve un unicornio, o… como si fuera una persona disfrazada de unicornio, porque era un cuerpo de humano con todas las características de un unicornio… de los azules, de Silvio.
Después de haber cenado y pasado las últimas horas con su ángel de la guarda, ya nada la sorprendía.
-Hola… ¿trajiste un vino por lo menos? ¿O caes así a la fiesta con las manos vacías?
Le unicornie la miró como si le hubiera sorprendido en falta, y por un momento se desdibujó, y desapareció por una milésima de segundo, y volvió a aparecer esta vez con una bolsa con botellas de vino, rosado, del mismo que estaban tomando y heladas, y se las entregó, con una sonrisa de muchos dientes.
-¿Ya comiste? -Preguntó, mientras se dirigían al living, donde estaba el ángel esperando, que no atinó a levantarse.
-Si, ya cené, gracias.
-Angel, te presento a… ¿unicornie?
-Hola, soy el unicorniO azul de Silvio, y estoy perdidO… -Lo dijo acentuando las o, como para que no haya lugar a dudas.
Cuando ángel lo miró, no mostró sorpresa, más bien fastidio, y lo saludó indiferente.
-Ustedes ya se conocen, parece.
-Si, no somos grandes amiguEs, -dijo Ángel, esta vez marcando la E. -Pero a veces nos cruzamos.
-Pasa que cuando yo llego, la función que cumple El ángel de la guarda, parece obsoleta, y muchas personas me prefieren, una vez que me conocen me convocan a mi, y al ángel ya no le dan tanta bola.
-¿Y eso por qué? ¿Cuál es tu función?
-Yo concedo deseos… tenés tres deseos… lo que sea que quieras yo te lo concedo.
-¿En serio? -Lo miró a ángel. -¿Es cierto lo que dice? Te pregunto a vos, porque te conozco un poco más, y ya me veo que pido un millón de dólares y me convierte en narcotraficante o amiga de Macri, y no quiero eso.
-Si, es verdad, y no hay trampa… pero igual tenes que ser clara con el deseo. -dijo ángel, fastidiado.
-Mirá qué interesante… y ¿cuál es la trampa?
-No hay trampa. -Dijo orgulloso el unicornio azul.
-No hay trampa. -Dijo frustrado el ángel. -Pero sí hay condiciones.
-¿Y cuales son las condiciones?
-Nada de multiplicar deseos… son tres, eso de “uno de mis deseos es que se me cumplan cien millones de deseos”, no va.
-Y también me vas a decir que si pido dinero no puedo pedir amor, y que no puedo pedir ni la paz del mundo ni que los ladris amarillos vayan presos, ni que terminemos de tirar abajo el patriarcado, ¿no? -Preguntó fastidiada.
El unicornio, se sintió inseguro, toda la arrogancia que mostró al llegar, y con la que quiso boludear a ángel, se fue escurriendo; mientras ángel observaba divertido el cruce que se armó.
-Bueno, si… es así… pero podes pedir tres deseos que sean para vos, que te pueden cambiar la vida.
-Vos no podes ser el unicornio azul de Silvio… sos demasiado individualista. Y Silvio es un revolucionario… ¿estás seguro que no sos un demonio que viene a tentarme? Porque ya el ángel está acá, me imagino que si el cielo tiene un representante, acá… el infierno… aunque esto es el infierno.
Fue un chispazo de luz, y el unicornio se convirtió, en un diablo, traje de marca y buen corte, negro, camisa gris oscuro perlado, corbata bordo, zapatos acordonados, de esos hechos a mano. La cara y las manos rojas, con sus correspodientes cuernos de macho cabrío. Y mirada estupefacta.
El ángel aplaudía y se reía… ¿festejaba?
-Ahora entiendo… así que era una trampa. ¿Y vos no me podías avisar?
-No, era necesario que vos eligieras con entera libertad, si querías usar esos deseos en pedidos egoístas o no.
-¿El vino que trajiste es de verdad? Ángel, ¿se puede tomar?
-Si, seguro lo robó.
Agarró una botella y las demás las puso en la heladera. Trajo otra copa más, para el demonio que se había sentado, como deprimido, y empezaba a moquear. Cuando el ángel lo vio le advirtió:
-No te gastes con llantitos, porque no se come ninguna mi protegida. Va a ser peor.
El demonio lo miró, como midiendo y se dio cuenta que no mentía. Y al toque se acomodó. Agarró la copa que le daba, y le sirvió vino.
Una vez las tres copas servidas, ella pidió la palabra.
-Voy a hacer un brindis. -Los dos se pararon, como con temor, no sabían que venía. -Ángel, ¿vos tenes ese poder de traer cosas, como el colorado este?
-Yo… si.
-¿Y no viste que no había más vino?
-Yo… es que, es siempre él quien trae…
-O sea que ya sabías que venía.
-Yo… no… -El ángel titubeaba.
-Yo te puedo explicar todo, -dijo el demonio con voz de locutor de FM de la madrugada.
-La verdad, no me interesa. -Dijo ella con la copa en alto. -Hoy prefiero brindar porque conocí a mi ángel de la guarda y a mi demonio personal… lindos pibes los dos.
Los dos se emocionaron un poco. Chocaron las copas y bebieron.
Mientras se acomodaban en el sillón, de tres cuerpos, el ángel le dio llama, y se pasaron el porrito chernobyl.
-¿Quedó helado? -Dijo el demonio.
Un nuevo pote de helado para todes.
Y entre sorbos de vino, helado y porrito chernobyl, siguieron la noche charlando de la vida, del mundo y del desastre que era todo. Tanto el ángel como el demonio le dejaron claro, explicando pacientemente, que lo que pasaba no era cuestión de ángeles o demonios, o de nada sobrenatural. Si el mundo estaba así de loco era por responsabilidad exclusiva de les hombres, las mujeres y las personas que lo habitaban; y tratando de encontrarle la vuelta para arreglarlo, se pasaron la navidad. Una feliz navidad.
Definición:
Definición:
El cuento fantástico es aquel que,
por la suma de elementos reales y de elementos extraños e inexplicables,hace vacilar entre una explicación natural o una sobrenatural
y deja al lector sumido en la incertidumbre.
26 de diciembre de 2021
El porrito de Chernobyl - Un cuento de navidad
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