Los tomates de la isla de Bauguin
tienen la característica de ser tan salvajes, que, los cultivadores
de tomates, deben plantarlos en jaulas para que no se destrocen entre
ellos.
Algunos inescrupulosos intentaron bajar
los costos, evitando las jaulas, simplemente atándolos.
Fue una masacre. Hasta que lograron
detenerlos, todos los criaderos de animales, que estaban en su
camino, fueron masacrados.
Las declaraciones de uno de los tomates
detenido eran desgarradoras. Como todos sabemos los tomates sufren
mucho por su violencia, y los destrozos que hacen. Ellos no pueden
detener la explosión interior que se les escapa cuando por motivos
más que insignificantes, los atrapa la ira. Literalmente estallan y
sale de su interior un mostro rojo con garras de zarcillos, con uñas
tan filosas que pueden cortar la carne como si fueran bisturíes. Con
este mostro dominándolos, cometen las peores atrocidades, hasta que
se calman y vuelven a ser los rojos tomates pacíficos conocidos. Y
ahí es cuando la culpa los atrapa, los aprieta y con el tiempo logra
destruirlos.
Y esto es algo que todos saben. Por
eso, esos hombres inescrupulosos, son responsables de la masacre de
animales de cría, y ademas, del dolor de los tomates.