Definición:

Definición:

El cuento fantástico es aquel que,
por la suma de elementos reales y de elementos extraños e inexplicables,
hace vacilar entre una explicación natural o una sobrenatural

y deja al lector sumido en la incertidumbre.

28 de julio de 2018

DANGER PELUSAS


Tenía que llegar rápido, y ponerme a limpiar.
No podía recibir a nadie en mi casa en las condiciones de mugre que sostenía hacía más de tres meses.
Abro la puerta, y una pelusa gigante intentaba comerse a mi gato, que se parapetaba debajo de la mesa sobre una silla, aprovechando que por ahí la pelusa no pasaba.
De una patada la mandé para el otro lado y rescaté al pobre Amadeus que me miró con reproche, ya estaba cansado de pelear contra las pelusas gigantes que en los últimos días, lograron movilizarse a voluntad, cosa que evidentemente les daba hambre, y vaya uno a saber por qué capricho de la naturaleza, o la contaminación ambiental, deseaban satisfacerlo comiéndose a Amadeus.
Ademas de por la visita, decidí ponerme a limpiar, porque seguramente si crecían un poco más, a quien iban a tratar de comerse era a mí… de carne somos.
Con la aspiradora limpié todo el pelusaje, casi parecía que gritaban, pero eran pelusas, así que era un grito sordo, más bien telepático.
Por eso les hablaba, les decía, mientras aspiraba que era porque tenía visitas que se calmen, que ya iban a salir de nuevo…
Después ordenar, limpiar el polvo acumulado, acomodar los libros desparramados, y papeles, por todos lados papeles, notas, recortes de diarios, facturas de servicio, anotaciones varias, folletos, flyers, y más libros y revistas, y diarios enteros. Y… tanto desorden…
Ropa sucia, ropa limpia, ropa que…
Zapatos, ojotas, chancletas.
Vasos, copas, ceniceros, botellas vacías, latas, pañuelos descartables, servilletas de papel.
Por suerte el departamento era chico, así que no llevaba mucho tiempo y hacía pensar ¿cómo se puede armar tanto kilombo en un lugar tan pequeño?
Las pelusas seguían protestando adentro de la aspiradora.
Quien venía de visita, ¿las podría escuchar?
No sé.
Timbre.
Por suerte estaba todo masomenos presentable.
Más limpieza sería mentir. Si la casa es un reflejo de la personalidad de quién la habita, que todo esté perfecto sería una gran mentira.
Y no tenía ganas de empezar una relación con una mentira.
Esta vez me mostraría tal cual soy, con defectos y virtudes, esperando lo mismo de la otra persona, y que sea lo que dior quiera.
Nos conocimos en una fiesta.
A la salida de una fiesta nos cruzamos, cuando llegaba yo me iba.
Pero hubo un chispazo incomprensible.
Y como teníamos ámbitos en común en las redes sociales empezamos a hablar, hasta que por fin se decidió el encuentro.
Y justo ahora estaba subiendo.
Qué nervios.
Desde aquel cruce no nos vimos en persona.
Abro la puerta, mientras baja del ascensor, se da vuelta y esa sonrisa que me mata… la intensidad de esos ojos…
Beso, entra, una copas, charla amena un poco de música.
En un momento dado me dice:
-Hay un ruido extraño, que no logro definir qué es, pero me da escalosfríos. ¿Tenés a alguien encerrado en algún lado?
-No, son las pelusas. -Manteniendo mi mejor cara de poker. -Hace un rato pasé la aspiradora y las pelusas siguen en la bolsa, no la vacié, y parece que no les gusta estar encerradas.
Si con esta confesión no se va a la mierda, puede ser amor.
No se va, dice ah, como si fuera lo mas normal, y seguimos con la charla.
Nos distraemos con la charla…
Le voy a sacar una pelusita imaginaria del hombro y sin pensarlo le acaricio la cara. Me salió, no pude atajar la mano.
Uy, perdón.
Está bien, no me molesta.
Y se me acerca, para un beso.
Y qué beso…
La ropa se soltó sola y escapó de nuestros cuerpos.
No sé cómo llegamos a la cama y todo fue piel, caricia, besos, lenguas, manos, y ya no sé cuál es mi piel y dónde empieza la tuya.
Los cigarrillos de después, fueron entre besos y charlas liviana, adormecida.
Y el sueño nos cae encima y no lleva en brazos hasta el infinito.
Y nos perdemos en el más allá onírico.
En el sueño siguen los besos y las manos jugando con los cuerpos ya sin limites definidos en una sola masa de placer.
Un latigazo de realidad, me trae del sueño, y no entiendo nada… ¿que pasó?
No está a mi lado, ¿acaso fue todo un sueño?
Y de nuevo ese grito ahogado que me despertó.
Está en el baño, me levanto y voy, en el camino la aspiradora destrozada como testigo de la fuga.
En el baño una pelusa gigante, la suma de todas las pelusas tiene a mi amor casi a medio tragar.
La aspiradora no existe más, necesito encontrar la forma de eliminar esa pelusa, y lo único que se me ocurre hacer es usar la palangana de agua que al mojarla la aplasta y contiene en una masa peluda pero sin forma y logro liberar a mi amor, que le cuesta respirar, tose un par de veces, y me mira con esos ojos que me matan, y asiente.
Le pido perdón, no sé cómo hacer, porque no quiero que me deje…
Y entiende todo, nos sacamos todos los restos de pelusa, con un baño rápido aunque bastante caliente, y nos secamos y mientras tomamos un whisky, para espantar la tensión y el miedo, me cuenta que alguna vez le pasó algo similar… y que de ahí aprendió a no dejar que las pelusas crezcan tanto, por más que el resto de su casa sea un desastre.
Perdió a un amor, porque no pudo soportar la presencia de las pelusas… pero ahora que lo piensa, es que desapareció… tal vez…
Pero no queremos pensar más en el pasado, la amenaza de las pelusas gigantes será controlada, y viviremos felices para siempre.