Definición:

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El cuento fantástico es aquel que,
por la suma de elementos reales y de elementos extraños e inexplicables,
hace vacilar entre una explicación natural o una sobrenatural

y deja al lector sumido en la incertidumbre.

31 de marzo de 2021

Las carpas de Parque Centenario

 

Ahora si, no tengo más nada para comer.

Nada.

Cuando las reservas mermaban, pensé en robustecerlas un poco con pescado.

Pero no me animé.

Era muy peligroso.

Sigue siendo muy peligroso, pero la alternativa es morir de inanición.

Cuando todavía se podía salir a caminar, llegué hasta Parque Centenario, hasta el lago, y quedé impactada por las carpas…

así de grandes, así de gordas… un hilo de baba corrió por la comisura de mis labios cuando las veía encerradas entre dos rejillas, adobadas, sobre las brasas…

El ruido de niños, me volvió a la realidad, aún estaban vivos… un vigilante del otro lado del lago ponía su atención en mi, por lo que puse cara de confundida, y seguí caminando, primero despacio para que no se notara, y dando la vuelta, y mirando a lo lejos… podía ser loca, era lo más seguro.

La idea quedó pinchada en mi mente desde ese día.

La carpas de Parque Centenario a la parrilla…

El hambre tiene esa cualidad de alimentarte la audacia, y en este momento ya no me importa arriesgar la vida.

Es más, si me matan, me harían un favor…

Ya es la hora.

Faltan unas cuantas horas para que salga el sol.

Camino las cuadras que me separan del parque, lo más rápido que puedo.

Que en la ciudad ya no haya luces, ayuda.

Mis sentidos están amplificados, espero un rato y no percibo nada.

Sigo hasta el otro árbol. Me pego a el.

Y escucho, miro… nada.

La parte difícil es trepar la reja.

Me cuesta, pero logro pasar al otro lado.

Desciendo y me tiro detrás del primer arbusto.

Escucho, miro…

Sigo.

Cuando llego al lago, me doy cuenta que si me acerco a la orilla quedo expuesta.

Miro en derredor a ver qué parte de la costa tiene el arbusto más cercano.

Voy.

Antes de lanzar la linea, espero, escucho, miro…

Linea al agua.

A esperar.

Me trae recuerdos pescar con linea.

De cuando era chica, y pescábamos en la casa de la abuela; había río, y peces…

Si hubiera forma de salir de la ciudad me iría hasta allá, son 1200 kilómetros, pero valdría la pena.

Esos territorios no pueden estar controlados, nunca lo estuvieron. Son demasiado salvajes para que alguien se interese, menos ahora con todo este caos.

El abuelo tenía razón…

Siento un tirón…

un poco de sedal se escurre de mi mano, lo dejo ir… esperar unos instantes, y ahí si, tres tirones.

Se enganchó, voy juntando la linea, cuando se acerca a la orilla en lo más playo se puede ver el plateado del cuerpo, y me hace acordar a un cuento de Carver, por la luna que se refleja… el problema es que hace ruido con el agua.

Junto la linea, ya está en tierra, es un golpe sordo contra el piso de adoquines, o como planchazos depende con qué parte de su cuerpo golpea el piso.

Junto la linea más rápido, hasta tenerla en mis manos.

Con un cuchillo le corto la cabeza de una, para que no haga más escándalo, y pobrecita, me da lástima… puedo recordar todavía la época que, el solo hecho de pensar en matar algo me partía el alma… el ser humano se acostumbra a todo.

¿Una sola?

Podría llevar dos, así tengo para un par de días, total el freezer todavía funciona.

La duda…

No sé si arriesgarme a quedarme más tiempo o arriesgarme a volver a intentarlo otro día…

Ya estoy acá…

Encarno, revoleo, plop…

Esperar…

El agua siempre me tranquilizó.

El acto de pescar, te quedás mirando la plomada, o la linea, y en segundo plano el movimiento del agua… hace bien al espíritu… el mundo puede estar patas arriba, pero hay cosas que no cambian… más recuerdos de los buenos tiempos quieren abrirse paso, pero no los dejo… las lágrimas que dejan, me nublan la vista, y la congoja me tapa los oídos… y no puedo, si quiero salir viva.

Otra vez el tirón, y de nuevo, dejar llevar, y los tres tirones, se engancha, y juntar la linea…

Las cabezas me las llevo, ninguna huella de mi paso puede quedar, si quiero poder volver.

Junto todo, limpio, escucho, miro.

La vuelta es un poco más rápida. La reja se dejó fácil, nadie en ningún lado.

Todo silencio.