Hasta la vista, baby...
Se encerró en el baño, porque no soportaba mas la discusión. Necesitaba escapar de todo, pero ahí no había salida, salvo que...
Se paró de puntillas, estiro los brazos sobre su cuerpo, y se zambulló en la rejilla del desagüe.
Nunca se imaginó que era tan fácil pasarla y llegar a las tuberías. Una vez allí necesitó unos minutos para orientarse y encontrar la dirección correcta.
Al principio las aguas servidas le produjeron nauseas insoportables, hasta que encontró una salida, y cayó al apestoso río.
Ya era de noche.
Logró ubicarse gracias a las estrellas, y nadó; nadó hasta que sintió que moría, pero siguió, ya no le importaba nada.
Esa misma sensación de deshacerse de si misma, le dio la fuerza que necesitaba para seguir.
Y por la mañana llegó al mar. El sabor salado del agua, la despertó de su letargo y la ayudó a tomar fuerzas para seguir nadando hasta el mediodía. Quería tener la seguridad de estar en el mar.
Era cerca de la una cuando no pudo mas, y se dejó, allí flotar, boca arriba, descansar. La sal la sostenía.
Después que descansó un buen rato, vió pasar sobre ella unos pájaros, se dio cuenta que alguna costa estaría cerca y se volvió.
Llegó hasta la playa. Se recostó sobre la arena, mientras miraba en derredor.
A pocas cuadras había un pueblo. Fue hasta el, busco un teléfono público, y llamó a su casa. Cuando le contestaron dijo:
-Ahora, no me podes lastimar mas. ¡Hasta nunca!
Y colgó, mientras sus labios, que ya casi no recordaban como, dibujaron una sonrisa.