Veo personas cubiertas de oro,
destrozando las entrañas de otros buscando una pepita perdida.
Veo personas, clavando sus picos en las
espaldas de otros para poder escalar una montaña inexistente.
Veo personas pisando sin piedad sobre
otros, porque eso reconforta sus piés.
Veo personas comiendo niños, porque su
carne es más tierna y gratifica sus sentidos.
Veo personas traficando con personas,
con la vida de otras personas, con la salud de otras personas, y con
el alma de otras personas, todo para acumular riquezas que se llenan
de polvo en una cámara secreta, sin ser útil para nadie. A eso, le
llaman poder... Y con el poder se embriagan hasta la locura.
Y también veo personas que sacan
sangre de sus venas para alimentar a otros, y se desviven y se
desmueren, dándole su abrigo, o su alimento o sus manos o su afecto,
a otras personas que ni tienen aire para sobrevivir.
Veo personas que comparten esa miga que
quedó en el mantel, y se alimentan mutuamente para no morir.
Veo personas que luchan para terminar
con tanto egoismo, y que en los campos de batalla ponen el cuerpo
para salvar a sus semejantes.
Veo manos extendidas para levantar a
los que cayeron, y que ya ni saben para dónde correr.
Y veo que a pesar de tanto sangriento,
sigue existiendo el amor al prójimo, porque sí, sin esperar nada a
cambio.
También veo personas conmovidas por
estas buenas gentes, dándo aliento a los que luchan, vivando la
empatía, llorando de emoción por ver actos tan humanos, por ver
tanta valentía, veo tantas personas conmovidas por los actos de
arrojo de las personas luchadoras... veo tantas personas empujando
con palabras, sentadas comodamente en el living de su casa, o dónde
sea...
Sí, profundamente conmovidas... sí,
agradeciendo esa muestra de amor... sí, sintiendo que eso es lo que
le hace falta a la humanidad...
Pero sin poner el cuerpo, sin poner
nada, como simples espectadores, como si no se dieran cuenta que
estamos perdiendo, y que si no ponen todos el cuerpo, nos van a
aniquilar.