Definición:

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El cuento fantástico es aquel que,
por la suma de elementos reales y de elementos extraños e inexplicables,
hace vacilar entre una explicación natural o una sobrenatural

y deja al lector sumido en la incertidumbre.

7 de noviembre de 2019

Como te ven, te tratan.

 


   El virus perfecto.
Pensando como virus, claro.
Porque ¿cuál es la función de un virus?
Expandirse, crecer y multiplicarse, habitar todos los cuerpos posibles.
Y para eso, ¿qué necesita un virus?
No ser detectado, y además… capacidad de saltar a otros, capacidad de contagio.
Este virus, una vez que llegaba a una persona, se acomodaba durante veinticuatro horas.
Pasado un día, ya tenía todo instalado para empezar a contagiar. Si esa persona tosía, o respiraba un poco fuerte sobre alguien, le contagiaba. Y claro, tapándose la boca para toser, el virus se pasaba a la mano, y de su mano… al infinito y más allá.
Y era un virus muy fuerte.
En cualquier superficie, podía vivir hasta setenta y dos horas.
Y, para ser totalmente eficaz, los síntomas se presentaban, recién después de cuarenta y cinco días.
Si, durante cuarenta y cuatro días, la persona infectada iba de aquí para allá dejando huellas, que eran adquiridas por otras personas, que a su vez al día siguiente empezaban a contagiar a otres, y así.
Imaginate.
¿Te lo podes imaginar?
El sujeto 0, creo que le dicen así al primero que se contagia, o el primero que adquiere el virus y de ahí empieza a contagiar a otres, era un...
Imaginemos el escenario.
Un señor muy resfriado, va caminando por el Puente Pueyrredón, entrando a la ciudad autónoma. Pasa un camión, que viene del vertedero de basura más cercano, exhala por el escape los humos que llevan a su vez, quién sabe qué mezcla de cosas que salieron de la basura que pisó hace un rato y, el viento trae una bocanada del baho del riachuelo; todo esto junto lo respira el señor resfriado, y por esas combinaciones que suele lograr la naturaleza, el virus de gripe muta, y adquiere las características del virus que venimos describiendo desde el principio.
Vale la aclaración. Ese señor es ciudadano de CABA, lo que pasa es que cuando cruzó a provincia, se le quedó el auto, y como vive cerca, se cruza caminando para volver a la casa. Porque viste como son algunos, que se ponen jodidos con las personas que vienen del conurba… de pelotudos que son, nomás.
Entonces el señor llega a la casa, hace lo que tiene que hacer para recuperar su auto, y transcurre el resto de su día, como lo hace habitualmente, y que la verdad no debería interesarle a nadie, porque es su vida.
Este señor se llama Esteban Krank, es empleado bancario.
Trabaja en la sucursal Avellaneda del Banco Provincia... (¿Ya escuchan la música incidental? ¿Se escucha el suspenso?)
Es cajero… (Chan!)
El señor Krank, pasadas en este caso, cuarenta y ocho horas, porque es el tiempo que necesitó la nueva mutación, para desarrollar todas sus nuevas características, va a su trabajo, como todos los días. Porque el incidente fue el lunes, cuando iba para trabajar, entonces pasadas cuarenta y ocho horas es miércoles, a las diez de la mañana, la hora que abre el banco y que las cajas empiezan a funcionar. Y, por esas cosas de los paralelismos y coso, entonces justo a las diez, cuando se abre la puerta, se activa el virus y empieza a ser contagioso.
Y esta parte no te la cuento, imaginátela vos. Todo lo que toca, todas las personas con las que habla… el sello de caja, las facturas que te cobró, el papel que te dio para firmar. La taza con la que tomó café. Los billetes… si, los billetes que tocó, ahora el señor billetín también lleva con sigo el virus del señor Krank…
Y el señor billetín, en la caja se manosea con otros señores billetín…
Una señora, dueña de una campo de soja, fue al banco a cambiar unos dólares que tenía en la cuenta, porque se quería comprar algo. No importa qué, eso no es asunto tuyo.
El tema es que justo la atiende el señor Krank.
Ella estaba en Avellaneda porque fue a visitar al hijo, que estudia por ahí, y el banco le queda cerca de la casa del hijo. Tres días después se vuelve para General Villegas, que es dónde tiene los campos, todos sembrados con soja, y para darle mayor suspenso a la cosa, un aditivo que faltaba para hacer que el virus sea colosal.
Como todes sabemos donde hay soja hay agro-químicos… imaginate la combinación entre un agro-químico y un virus, ya de por sí, extraordinario.
Bueno el tema es que la señora Reisen, porque ella se llama Marta Reisen, cuando se bajó del auto, sin querer dejó caer un pañuelito de papel con el que se había limpiado las lágrimas que derramó cuando se despidió del nene… flor de pelotudo el nene, pero no es parte de este relato.
El tema es que nadando en las lágrimas de la señora Reisen, iban unos cuantos hijitos de nuestro virus… y se fueron volando y cayeron en un surco, por donde pasó un avión y los fumigó.
Y para los virus fue como darse un pase de super merca…
Quedaron re locos, pero además los fortaleció… imaginate que de ser virus bebes, con carita de tiernos, se le ponen las cejas negras, casi como una eme, lo ojos se les salen de las órbitas, y entran a sacudirse por todos lados, y de cada uno se estallan tres, como los gremlins cuando los mojan.
Bueno, el viento hace el resto.
Y todo esto es una sola persona que pasó por la caja del señor Krank.
Otra persona que pasó, es un cadete que labura para un despachante de aduana. No sé que cosa de impuestos tuvo que ir a pagar ahí, puteo como nunca porque odia tener que cruzar a la provincia. No sé por qué le molesta tanto, pero en fin, cada loco con su tema.
Diego Damlich, se llama el cadete, después del banco también hizo su vida, ese día no le importa a nadie, al otro día a partir de las doce del mediodía, es cuando nos empieza a importar, fue a la aduana a llevar unos papeles que eran para una carga de un importador de esos que venden en el Once, cosas chinas… desde un taladro a una caja de música, pasando por juegos de vajilla, o destornilladores y linternas. Los papeles que tocó, pasearon por un montón de lados, y en cada lugar dejaron un virus, al punto que, cuando al otro día empezaron a descargar el container en el Once, todos los productos llevaban una muestra del virus, pa repartir.
La encargada del negocio está muy atareada porque necesita poder verificar que le mandaron todo lo que pidió, porque en dos días más viaja a Europa, quiere dejar todo ordenado para no tener kilombos y poder disfrutar de su viaje tranquila, esta vez le tocaba Londres, Brujas, París y Amsterdan, y no quería que la estén llamando a cada rato a romperle la paciencia y las vacaciones. Patricia Stolz venía preparando ese viaje hacía casi un año… de ninguna manera la iban a molestar.
Ahora imaginatela a Patricia, en Ezeiza… todo lo que toca, y quién lo va a tocar después, y a dónde lo va a llevar. Y ahí va en otras manos nuestro virus amigo.
Pero lo del campo no quedó ahí, porque el virus cejudo, recargado, se empezó a esparcir mucho más rápido, porque una vez contagiada una persona, en tan solo una hora, se volvía contagiosa.
Al cabo de quince días, una persona infectada con el virus original se cruzó con otra que tenía el virus cejudo… e intercambiaron virus.
Un virus cejas M, miró a un virus O, hizo un movimiento de cejas, arriba, abajo que conmovió a virus O… y así nació virus MO…
Virus MO sumó las características de ambos, resultado se transmitía a través de la respiración, y de contacto… en definitiva, en veinticinco días se contagió tode el mundo, y todavía nadie había manifestado síntomas, por lo que nadie sabía que estaba infectade.
Y en este punto del relato… une se da cuenta que todes tocamos lo que ya otres tocaron. Todes respiramos el aire que otres expiran, y que, como dice el tango “Vivimos revolcaos en un merengue , y en el mismo lodo, todos manoseaos.”
Ah… la fantasía del individualismo… más de cien años de capitalismo, inculcando el individualismo, y en dos meses un virus te demuestra que es una falacia.
El primero que pidió el día porque estaba enfermo, fue el Señor Krank… esa mañana se sintió raro, no entendía bien qué le pasaba. Veía borroso, le molestaba mucho la luz, le dolía la cabeza, después el dolor se fue transmitiendo a las extremidades.
Llegadas las tres de la tarde no aguantaba más y se fue al hospital. Lo revisaron, le ordenaron una serie de análisis, y esas cosas que te hacen para ver si pueden entender qué cornos le pasa a un paciente. Y si, entre todas estas idas y vueltas y tocadas y todo, el señor Krank iba diseminando virus a lo pavote.
Cuando el médico vio los resultados de laboratorio, lo ingresó, y lo internó en terapia intensiva… los valores eran un desastre, al punto que debería estar muerto.
Una vez internado empezaron las exploraciones en busca de lo que sea que estaba haciendo semejante desastre con el cuerpo del señor Krank. Y no encontraban nada.
Esa noche, el señor Krank durmió mal, profundo, pero con muchas pesadillas, cosas raras que después no podía explicar, porque era ese tipo de pesadillas que son más sensaciones que imágenes, y que se mezclan y es imposible ponerlas en palabras. Pero muy feo todo, se despertó muy angustiado, y a la vez asustado, porque fue el grito de un enfermero que entró a la habitación a hacerle los controles, y el golpe de la bandeja en el piso, lo que lo despertó.
La cara del enfermero expresaba horror y sorpresa, pero debe haber visto el miedo y la angustia en los ojos del señor Krank, porque logró tranquilizarse, un poco, y hablarle.
-¿Qué… quién es usted?
-Soy Esteban Krank. -¿Qué le pasaba a este enfermero? Cuando levantó las manos las sintió y las miró y ahí se dio cuenta.
Tenía la piel amarilla, como la de los Simpsons, y sus manos tenían la forma de...o mejor dicho más que la forma era… bueno las manos parecían de goma inflada, fofas, gordas, y amarillas. Se destapó las piernas y se encontró con dos patas de elefante, parecían pero con pié al estilo humano, eso si, proporcional a lo demás, casi redondos, y amarillos.
Bueno, caos total, en definitiva, el señor Krank se convirtió en un ser que tenía las piernas gordas, el culo gordo, como si fuera un dinosaurio de dibujos animados, la espalda chica, panzón, pelado y el único rasgo que quedó de él, fueron las facciones de su cara. Eso quedó igual, claro que amoldado a una cara gorda y amarilla. Porque sí, era todo amarillo.
Pero se sentía bien. No le dolía nada. Le repitieron los exámenes y gozaba de excelente salud, es más estaba reforzado.
Fue el primero. Como era el paciente 0, la sintomatología apareció antes. Por esas cosas de los virus, para manifestarse en les otres pacientes se tomó un tiempo más, y con eso de las cruzas entre el M y el O, y el MO, que también empezó a cruzarse, se tardó un poco más. Entonces, hubo algunos días de desconcierto con el estado del señor Krank, y de intercambio de información entre médicos y hospitales, y para cuando apareció otre paciente en otro hospital, medio que se sabía y ahí empezaron a alertarse, y cuando cayeron más pacientes… bueno en fin todo eso que se hace ante la posibilidad de una epidemia.
Todo al pedo, porque pasado un tiempo, todo el mundo que se había infectado adquirió el mismo formato que el señor Krank. Mantenían los rasgos de la cara, pero lo demás todo igual, había quienes tenían pito, y quienes tenían rayita… será por eso de la reproducción de la especie. Pero lo loco es que estaba invertido de como era antes. Es decir al señor Krank, le tocó rayita; mientras que a Marta Reisen le tocó pito; al pelotudo del hijo le tocó rayita; a Diego Damlich, también le tocó rayita; y a Patricia Stolz, le tocó pito.
Gran desconcierto, gran.
Por fin empezarían a entender lo que es la diversidad…
Y para sumarle más rareza a todo esto, el tipo de piel que todes portaban era…
Por la piel también se respiraba, por lo que no podían vestirse… las personas que se vestían empezaban a asfixiarse y tenían que ponerse en bolas, o morir.
Entonces todes desnudes, con esos cuerpos similares, y la única forma de distinción entre une y otre son los rasgos faciales…
Lindo kilombo se armó.
Imaginate que sos une de eses muchachites que se pasó media vida en el gym para ser atletique, delgade, bombonaze, esbelte y de repente tenés el formato de Dino, y para peor, todes a tu alrededor son iguales, y ni siquiera podes vestirte, para demostrar con la calidad de tu ropa, que sos mejor que les otres…
Flor de kilombo de desorientades que se armó, porque no había forma de fijar cuál era el status de cada une, todes con el mismo cuerpo, todes en pelotas… y ahora ¿cómo sé cuánto valgo?
Les terapeutas no daban abasto.