Definición:

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El cuento fantástico es aquel que,
por la suma de elementos reales y de elementos extraños e inexplicables,
hace vacilar entre una explicación natural o una sobrenatural

y deja al lector sumido en la incertidumbre.

27 de junio de 2021

Un pie para no caer...

 

La luz de la luna era lo único que apenas disipaba, algunas sombras.

Las nubes, cómplices de la oscuridad se amontonaban en movimiento, amenazantes, con las entrañas llenas de agua a punto de ceder.

Se olía la muerte.

El camino fangoso debía luchar con los pinos para dejarse ver, estaba perdiendo.

Y yo seguía caminando.

No era la esperanza lo que me movía, es que tenía las piernas puestas, y un pie adelante de otro para no caer…

Llegué a un lago.

El primer paso adentro me dio frío… pero para no caer, un pie adelante de otro, hasta las rodillas y después…

El frío de la primer bocanada de agua, me hizo sentir mi adentro tibio.

Uno delante de otro…

la superficie se veía cada vez más alta, acariciada por algunos rayos de luna que las nubes dejaban filtrar.

Como en el camino, la oscuridad, pero ya sin camino.

Delante del otro…

Respirar el agua no era tan diferente, la realidad de la metáfora de cómo era mi vida…

Y el continuo de la nada.

Peces, plantas, vida, pero lejos… siempre lejos.

¿Así se sentirá La Parca de tan sola?

Un pie delante de otro…







Y tu ausencia...

el dolor,

es lo único que me queda del nosotros que fuimos

y si dejo de sentirlo…

¿Ves como pasó?

Un momento de relax,

y en el pecho,

en la parte de los bronquios

la sensación caliente de rojoanaranjado

que quiere desbordar la garganta y

los ojos empiezan a inundarse,

y ni siquiera sabía por qué…

¿entendés?

Tuve que pensar un rato hasta que me acordé que era por vos…

Y al darme cuenta

me zambullo en dolor y espanto por el olvido…

dejás de existir,

si yo te olvido…

y ahí lloro…

lloro con lágrimas

y con dolor infinito

me arrugo en mi

y quiero desaparecer…

por suerte

con esfuerzo

se enfría hasta hacerse soportable…

Respirar, ventilar...

Que el viento se lleve los tules

Y ahí en el fondo

queda la soledad…

la infinita soledad que

apaciguaste

tantos años…

Ya sin vos, puedo mirar al rededor

y no hay nadie.

Tengo que agradecerte eso…

acompañarme.

Esta soledad que

estuvo guardada tantos años

necesita estirar las piernas,

ver la luz y explayarse.

Después de todo

ganó de nuevo.

Lo intento pero…

ella siempre va a estar ahí,

y yo lo sé.

De ella nunca me olvidé.

Eran sólo

recreos

lo nuestro un intermedio

salida del páramo por un rato.

Y volver la soledad que por olvidada

está más afilada y corta feo…

y no atino a cómo caminar…

pero son zapatos viejos,

que al poco de volver a calzarlos

me acomodan a lo que era,

y todo vuelve a mi.

Y ahora no me acuerdo cómo se hacía para vivir en esta desolación…

¿Será por eso que nada me despierta interés?

Por eso nada me emociona

y no puedo disfrutar…

porque estoy incompleta,

porque todavía no puedo…

Todo eso es lo que estaba debajo de esa tapa que se movía

la sensación siempre,

a pesar del aparente olvido…

Disfrazada de desesperanza,

estaba la soledad de vos

y la de saber,

que ahora es para siempre…