Texto dedicado a: Martin Lovati, Teresa de la Iglesia, Nidia Fontan, Demian Rafael Gonzalez, Susana Westman, Marce Paez, Graciela Gachi Holfeltz, Luciano Lulo Esain, Pao Pontiac, Iris Fernández. Muchas gracias por la ayuda para encontrar la respuesta.
Primero fue un brillito que parecía emerger en la frente, donde dicen que se ubica el tercer ojo… podía vérmelo desde adentro, o más que verlo, lo presentía.
La tensión de la piel a medida que brotaba, daba una sensación rara, no fea; solamente rara, porque no dolía.
Por fin se abrió el tejido y el dorado se mostró por completo; hizo un ruidito como sopapa, cuando se terminó de romper la piel que lo cubría y quedó el cosito, bamboleándose un poquito.
Con dos dedos, lo tome y deslicé hacia abajo, abriendo el cierre de a poco pasando por el medio de mis ojos, la nariz, la boca, el cuello, el pecho, hasta el ombligo, para abrir la carne lo suficiente para poder sacarme el cuerpo, y los años, y esta vida que me tocó en suerte, como si fuera un tapado viejo.
Abrí por la cara y liberé la cabeza, lo deslicé por mis hombros y mis brazos, saqué mis manos, y lo destrabé de mi cintura y lo fui bajando. Saqué primero un pie, después el otro, y por fin con una mano lo revoleé y lo tiré.
Se estampó contra una pared y cayó al suelo despatarrado…
La yo carne de tiempo y esta vida, quedé ahí tirada, sin vida ni pena, como una muñeca muerta.
Y la yo espíritu libre y despojada de la oscuridad por fin, pude irme a navegar la inmensidad de los océanos del universo.
Un bocinazo me hizo frenar el paso, y la puteada del conductor me trajo de nuevo a la realidad…
Esperé el semáforo y crucé, seguí mi camino pensando… ¿cómo se llama el cosito del cierre?