Llenar el espacio con colores que de a
poco vayan formando la imagen que surge atrás de mis ojos. Pero cada
vez que los cierro para verla, cambia, y tengo que comenzar de nuevo.
Espero, busco una solución para poder estampar en el lienzo la mejor
imagen de las que existen detras de mis ojos. Me concentro, limpio mi
memoria de todo lo futil, espero un instante más, respiro profundo y
cierro los ojos. Veo la imagen y trato de grabar en mi memoria cada
uno de los detalles. Los abro y empiezo a pintar, no paro, no
pestañeo, no respiro. Mi pincel va de la pintura a la tela,
frenético...
¿Y acá? ¿Qué había acá?
Ahí me quedé... llegué bastante mas
lejos que otras veces, pero el cuadro igualmente quedó sin
terminar... y no sé qué hacer...
Estallo de bronca, de impotencia, por
no poder terminar un solo cuadro... me esfuerzo, intento por todos
los medios pero no hay forma. Ttiro todo, rompo todo, intento
destruir de la bronca que tengo los trabajos que durante años
intenté terminar... un huracan de furia se desplaza por todo mi
estudio, hasta que quedo totalmente exhausto, tirado en el piso al
lado de los restos de mis cuadros.
No sé cuánto tiempo pasa hasta que de
a poco, me levanto. Respiro, miro el desastre que dejé, y me voy,
salgo de ahi... necesito tomar aire.
En el bar están los de siempre, por
suerte ellos tienen algo de plata porque yo estoy seco, me invitan
una cerveza, y despues otra, les aviso que no tengo un mango pero
ellos ya están de gira, así que no les importa y siguen pidiendo
una tras otra.
No sé cómo llegue hasta mi casa, no
lo recuerdo por la mañana ni despues de estar varias horas buscando
la manera de sacarme de encima esta resaca atroz.
Cuando logro rearmarme un poco, me
acuerdo del desastre que dejé en el estudio y decido ir a
arreglarlo, ya puedo dar por perdida mi esperanza de ser pintor...
voy a limpiar, a tirar todo y voy a alquilar el estudio, con eso
podré hacer unos mangos para ir sobreviviendo hasta que... qué se
yo qué... la vida parece ser esto... que no comprendo y que no
disfruto... pero que no te deja ir o deajrla, tenes que estar aca si
o sí mirando como te abusa constantemente y te hace sufrir... y no
te da opciones de salir, pero tampoco te deja que las construyas...
tiene mil y una herramientas para joderte, para mantenerte ahi, en
cuclillas, mirando las imagenes que se proyectan en la pared, y
cualquier intento por soltarte y salir se convierte en una tortura...
porque si, porque la vida es así.
Llego al taller y miro el desastre que
deje. Qué lo parió, cuanta guita gastada al pedo, en telas, en
pinturas... supongo que lo que queda de pintura lo puedo vender, lo
mismo que los pinceles y demas... voy a apartar cada cosa en un
lugar, una isla de pinceles, una isla de telas una isla de pinturas,
una isla de maderas, a ver de todo este infierno qué puede ser
finalmente, útil...
Las telas todas amontonadas... ahi me
doy cuenta... al romperlas, tuve la suerte de sacar de alguans las
partes que quedaron inconclusas, y me doy cuenta que ese pedazo, así,
sin la parte blanca, podría ser una obra acabada... no parece
incompleta, todo lo contrario...
Una nueva esperanza se apodera de mi...
y empiezo a armar, con todas las telas que fui acumulando a lo largo
de estos años un rompecabezas, y encuentro que no es uno solo, son
cuatro, en total son cuatro.
Treinta y ocho pinturas incompletas,
elaboradas en el transcurso de cinco años, y colocadas de la forma
que me van indicando, me muestran la obra que estaba escondida detras
de mis ojos y que no podía ver completa... por eso cada vez que los
cerraba, cambiaba, porque era otra parte... y mi cerebro, con sus
limitaciones no me dejaba comprenderlo.
Los cuatro cuadros, de tres por cinco,
cuatro por seis, y siete por uno, están ahora expuestos en Milan. La
exposición está dando la vuelta al mundo y es un éxito. Los
cuadros fueron comprados por el Louvre y tengo pedidos de distintos
museos y coleccionistas privados, pase a ser el artista plástico del
momento.
Tanto esplendor, tanto éxito, pasaron
varias semanas, y tengo que ponerme a pintar para cumplir con los
pedidos.
Llego al estudio, me preparo, y prendo
la radio para escuchar, de paso alimento un poco mi ego, porque a
cada rato por lo menos una noticia sobre mi obra se escucha... eso me
hace bien para seguir...
Cierro los ojos, mismo procedimiento,
solo que ahora ya sé que voy por partes. Respiro, me concentro,
totda mi atención puesta en los detalles para no olvidarme nada. Y
entra por mis oidos mi nombre y en la misma frase la palabra
indignación y desastre, y abro los ojos para escuchar qué dicen y
me entero que alguien armó el rompecabezas de forma distinta, y
reorganizó los cuatro cuadros de forma distinta y eso desató el
escándalo.
Y no dice más. No pude comprender qué
estaban diciendo, qué imagen se formó al armarlo distinto.
Tengo que saber qué pasó, qué tiene
de indignante qué es tan malo.
Vuelvo a mi casa para ver en
televisión, algún noticiero alguien tiene que mostrar e informar
qué pasó. Cuando enciendo el aparato no necesito buscar, está en
todos los canales, el Frankenstein que armaron con mis cuadros...
pero al verlo así, es imposible que el orden sea otro... y ese
horror era el que estaba detrás de mis ojos... cómo imaginarme que
lo que construí era...
Un tiro entró por la ventana y me dio
justo en la sien, y atravesó mi cabeza llevándose parte de mi
cerebro y todas las imagenes que había detrás de mis ojos... tanta
fue la indignación que despertó mi obra.