Un murmullo de mar adormece los sentidos.
Los pies se hunden crujiendo.
Siento la caricia tibia del sol y el viento.
Y todo el océano para ver.
En el horizonte
la arena se hace mar,
y juega con mis ojos.
Sigue el juego de mis sentidos,
se acerca el mar de arena, sigilosamente.
El viento también trae arena,
como pequeñas rocas que me golpean.
El sol,
reflejado en ellas,
ya se siente incómodo.
No me deja ver.
Y el mar arena,
a lo lejos,
crece demasiado.
Come el paisaje en el horizonte, acercándose.
Se transforma suavemente en una locura destructora, sin dejar nada a su paso.
Un aire helado me atraviesa,
el paseo ya no es agradable, no me gusta.
La furia del mar arena se me acerca, quiere atraparme.
Me está persiguiendo un montón de arena enfurecida, y mis piernas corren quejándose.
En el pecho tengo un martillo neumático que reemplaza al corazón.
Pierdo la carrera, finalmente el mar de arena me alcanza, cae sobre mí, dejándome suspendida, como flotando en arena y en silencio.
Respiro dorado, y me asfixio.
Hay un movimiento, alguien vio lo que pasaba y viene a rescatarme.
Otro ruido, deben ser dos.
Cada vez se escuchan mas.
¿Pueden rescatarme desde abajo?
Son muchos y me rodean.
Veo algo parecido a una rama, oscura y brillante, como de plástico negro, que se mueve, y se acerca; es una pata, de un insecto gigante, y otra pata, y otra mas, empiezan a rasgar mi cuerpo, y sale sangre, me duele, sacan pedazos de mi carne que son devorados, y casi no queda nada de mi, solamente un hilo de pensamiento, desesperación que abarca todos mis sentidos y no lo puedo soportar, mi cuerpo es dolor que arde y mi mente repleta de miedo oprime mi pecho inexistente que exhala un grito aterrador.