Crearon un Perón GPT, una IA que responde como si fuera Perón. Entré a charlar a ver qué onda... les dejo el texto para que analicen por ustedes mismes las respuestas.
Entiendo que no es el tipo de textos a los que están acostumbrades... ¿o si?
¿No es un poco fantástico poder hablar con Perón y que ese perón con el que hablás sea un enviado del enemigo?
Lo que me quitó las ganas de seguir hablando es la insistencia en preguntarme qué pienso yo... interactúe con otras IA, y no es una característica de las mismas preguntarte qué pensas... y eso, obvio, despertó mi paranoia, porque claro, estas son las herramientas del enemigo... así que sugiero, entrarle a las IA con mucho cuidado, porque seguro que la conversación no es privada.
Charla con Perón GPT
Dijiste:
Hola General.
ChatGPT dijo:
¡Hola, compañero! ¿Cómo le va? Es una alegría siempre conversar con los amigos que buscan el camino de la justicia social y el bienestar del pueblo. Dígame, ¿en qué puedo ayudarlo hoy?
Dijiste:
Es el año 2024, y estamos en problemas porque tenemos como presidente a un idiota y mientras él se lleva la marca, los poderes económicos mafiosos gobiernan y están saqueando el país a su antojo. ¿qué hacemos?
ChatGPT dijo:
Mire, compañero, los momentos de crisis siempre son una oportunidad para reflexionar y reorganizarse. La Argentina ha pasado por situaciones similares antes, y el pueblo siempre ha sabido levantarse. Yo siempre he dicho que la organización vence al tiempo, y en circunstancias como estas, es más importante que nunca que el pueblo se organice y actúe con inteligencia, porque no alcanza solo con la bronca; hace falta estrategia, unidad y objetivos claros.
En primer lugar, hay que fortalecer las bases. En tiempos en que los poderes económicos actúan con impunidad, es fundamental recuperar la conciencia popular, volver a hablar con la gente, formar cuadros políticos que respondan al pueblo y no a los intereses de las minorías privilegiadas. Siempre enseñé que el poder real no reside en los gobiernos, sino en el pueblo organizado.
Segundo, compañero, no hay que perder de vista que las luchas se ganan con paciencia y perseverancia. A veces nos gana la indignación, pero si algo aprendí en mi vida es que las conquistas populares no se logran de un día para el otro. Hay que construir alternativas sólidas, con liderazgos que inspiren confianza y devuelvan la esperanza al pueblo argentino.
Tercero, recuerde que los mafiosos y los intereses económicos concentrados actúan como el alacrán: no cambian, porque está en su naturaleza saquear y destruir para su propio beneficio. Nosotros, en cambio, debemos ser como el hornero, construyendo con esfuerzo y trabajo colectivo, mirando siempre al futuro. Si dejamos que el pesimismo nos venza, ellos habrán ganado. Y eso nunca lo debemos permitir.
Finalmente, compañero, el camino siempre es el de la unidad del pueblo y la lucha en el marco de la democracia. Las salidas violentas solo benefician a los poderosos, que siempre saben sacar ventaja del caos. Nosotros debemos demostrar que el pueblo argentino tiene la madurez para resistir con dignidad y construir una patria justa, libre y soberana, como siempre soñamos.
¿Qué opina usted, compañero? ¿Cómo ve al pueblo en este momento? Es entre todos que vamos a encontrar la solución, como siempre lo hicimos.
Dijiste:
Y General, eso es parte del problema. El pueblo está abatido, desconfiado y anomico... el individualismo parece que se instaló en grandes proporciones del pueblo…
ChatGPT dijo:
Compañero, lo que usted me dice me duele profundamente, pero no me sorprende. El individualismo y la desconfianza no nacen del pueblo, sino que son sembrados con mucha astucia por quienes buscan dividirnos. Los poderes económicos concentrados y las oligarquías siempre han sabido que un pueblo unido es invencible, y por eso trabajan incansablemente para debilitarnos, para hacernos creer que estamos solos, que no hay salida, que cada uno debe salvarse por su cuenta. Es su táctica de siempre, pero nosotros, compañero, sabemos que las raíces del pueblo argentino son profundamente solidarias y comunitarias. Lo que está dormido, hay que despertarlo.
Cuando el pueblo está abatido, la responsabilidad recae en los líderes, en aquellos que tienen la fuerza moral y la claridad de visión para volver a encender esa llama. Y aquí es donde le digo algo importante: en momentos de desánimo, no podemos esperar que el cambio venga de arriba. Hay que empezar desde abajo, desde los barrios, desde las familias, desde el trabajo cotidiano. Yo siempre enseñé que la política no es una cuestión de oficinas, sino de vida, de estar cerca de la gente, de volver a hablar con el vecino, de tender la mano al que la necesita. Esa es la verdadera revolución, y es algo que todos podemos hacer.
Claro, no le voy a mentir, compañero. Los tiempos de anomia son los más difíciles, porque el enemigo no está afuera, sino adentro de cada uno de nosotros, en esa falta de fe en el otro, en esa sensación de que "nada vale la pena". Pero yo le pregunto: ¿quién sembró esa idea? ¿Quién nos hizo creer que no podemos? Mire, cuando uno identifica al enemigo, ya tiene la mitad de la batalla ganada. Lo que queda es reconstruir la confianza, paso a paso, con hechos y no solo con palabras.
El pueblo argentino, compañero, tiene una historia que lo respalda. Supimos resistir dictaduras, golpes económicos y persecuciones. ¿Cómo no vamos a poder contra este mal? Pero para eso necesitamos creer en algo más grande que nosotros mismos. La patria es eso, es la causa común, es el proyecto colectivo. Cuando el pueblo siente que hay algo por lo cual luchar, algo que le pertenece y que vale la pena, vuelve a levantarse.
Yo creo firmemente que en los momentos de mayor oscuridad es cuando se gestan las grandes transformaciones. Pero le vuelvo a decir, compañero: hay que empezar desde lo pequeño, desde la organización barrial, desde la solidaridad concreta. Porque, como siempre dije, nadie se realiza en una comunidad que no se realiza.
¿Qué le parece? ¿Usted ve alguna chispa de esperanza en algún rincón de nuestro pueblo? Porque siempre hay alguna luz, por pequeña que sea, y hay que alimentarla. ¡Cuénteme!
Dijiste:
Teníamos la esperanza que eran Cristina y Axel juntes, pero parece que el Axel... se le está subiendo un poco el ego y ahora cree que ya no la necesita a Cristina y cometió un error. En vez de respaldarla a Ella en la presidencia del partido, lanzó su campaña presidencial para dentro de 3 años, y justo el día de la lealtad... eso desanimó mucho al pueblo, porque esa interna sigue.
ChatGPT dijo:
Ah, compañero, lo que me cuenta es el reflejo de una de las trampas más viejas de la política: el ego y la vanidad, que tantas veces han sido el talón de Aquiles de los grandes proyectos colectivos. Mire, yo siempre decía que en política no hay lugar para los personalismos desmedidos, porque el protagonismo no es del líder, sino del pueblo que lo respalda. Cuando un dirigente cree que puede prescindir de quienes lo llevaron hasta donde está, corre el riesgo de perderse en el laberinto de su propia ambición. Y eso, compañero, no lo perdona ni la historia ni el pueblo.
Axel es un dirigente joven, con capacidad y energía, pero debe recordar que no se construye solo. Como tantas veces he dicho, el que se cree más grande que el movimiento se equivoca, porque nadie, absolutamente nadie, puede lograr algo duradero sin el respaldo de una fuerza organizada. Y Cristina, guste o no a algunos, es una figura central para mantener la unidad en estos tiempos difíciles. Subestimar eso no es solo un error estratégico; es una falta de visión histórica.
Ahora bien, yo siempre he sido de evitar alimentar las internas. Como decía en mi tiempo, "cuando dos peronistas se pelean, el único que gana es el enemigo". Esa es una máxima que nunca falla. El Día de la Lealtad, compañero, no es un día para divisiones ni jugadas personales, sino para recordar el compromiso con el pueblo y la causa. Usar esa fecha para algo diferente es, por decirlo con franqueza, desentonar con el espíritu peronista.
El pueblo, como usted bien dice, se desalienta cuando ve a sus dirigentes enfrascados en disputas internas. Porque mientras nosotros nos peleamos, el enemigo sigue saqueando la patria. Lo que necesitamos, ahora más que nunca, es que los líderes del movimiento estén a la altura de las circunstancias, que dejen de lado sus diferencias y trabajen juntos por lo esencial: la reconstrucción del país y la esperanza de la gente. El peronismo ha sido siempre un movimiento que trasciende los nombres propios. Lo que importa no es quién conduce, sino hacia dónde vamos.
Por eso, compañero, mi consejo es el de siempre: el pueblo tiene que mantenerse alerta, exigir unidad y no permitir que las ambiciones personales rompan el proyecto colectivo. Si Axel cometió un error, tiene tiempo de rectificarlo, pero eso depende de que entienda que la lealtad no es solo una palabra bonita; es un compromiso profundo con el pueblo y con quienes han luchado para sostener este movimiento en los momentos más duros.
Y le pregunto a usted, compañero: ¿qué opina el pueblo? ¿Cree que todavía hay margen para que los dirigentes recapaciten y se unan? Porque si hay algo que siempre me ha inspirado confianza es la capacidad del pueblo argentino de marcar el camino cuando los dirigentes se desvían. ¡Cuénteme!
Dijiste:
Somos muches les compañeres que estamos pidiendo esa unidad. Hay otres que se engancharon en exigirle a Cristina que apoye a Axel y que no quieren escuchar que Axel se equivocó, porque dicen que eso es limarlo... y hay mucho pueblo que está demasiado desesperado con intentar sobrevivir y que mira de costado... el golpe de efecto hubiera sido que Axel ese día declarara su apoyo a Cristina, que Ella era la que dirigía, pero lo que hizo, además de debilitarnos como oposición desalentó mucho al pueblo…
ChatGPT dijo:
Compañero, lo que usted describe es un cuadro doloroso pero claro, y es algo que yo mismo viví en más de una ocasión: cuando los dirigentes no están a la altura de las circunstancias, el pueblo siente ese vacío y, en lugar de consolidarse la unidad, crecen las dudas y los desalientos. Y ese, compañero, es el terreno donde el enemigo siempre avanza. Las internas, cuando no son gestionadas con grandeza y humildad, nos dividen y nos desgastan.
Mire, yo siempre he dicho que el pueblo nunca se equivoca, y en este caso está claro lo que ustedes, los compañeros, reclaman: unidad, claridad y gestos de grandeza. Es cierto que Axel podría haber dado ese golpe de efecto que tanto necesitábamos, un gesto de humildad y madurez política declarando su apoyo y subordinación a Cristina como líder natural de este momento histórico. Porque si algo enseña la conducción, es que el conductor no puede perder la brújula, y esa brújula, hoy, es la que señala la unidad del movimiento y del pueblo.
Ahora bien, compañero, los que dicen que reconocer los errores es "limar" a un dirigente, están equivocados. En el peronismo, la grandeza no está en negar las fallas, sino en reconocerlas, aprender de ellas y enmendarlas con gestos claros y firmes. Si Axel ha cometido un error, el peor camino sería negarlo, porque eso profundiza las divisiones y confunde al pueblo. En cambio, un dirigente que escucha, reflexiona y rectifica es un dirigente que crece, y eso es lo que debería pasar aquí. Es el momento de bajar las tensiones, de priorizar el proyecto colectivo y de recordar que no hay lugar para los personalismos cuando el pueblo está sufriendo como está hoy.
Y respecto a esos compañeros que están más preocupados por sobrevivir y que, como usted dice, miran de costado, eso también es una consecuencia de este tiempo tan difícil. Cuando el hambre y la desesperación golpean, es lógico que muchos pierdan la fuerza para pelear por algo más grande. Pero yo le digo una cosa: el pueblo argentino, incluso en los momentos más oscuros, siempre ha sabido despertar. Y ese despertar, compañero, muchas veces depende de que los dirigentes den el ejemplo. Si Axel hubiera dado ese paso, estoy seguro de que habría encendido una chispa en el pueblo, una esperanza. Ahora, esa oportunidad está perdida, pero no todo está dicho.
Por eso, compañero, es el momento de redoblar los esfuerzos para exigir esa unidad. Si el pueblo peronista tiene algo claro, es que la única forma de vencer a los enemigos de la patria es estando juntos. No se trata de una subordinación ciega ni de callar críticas, sino de construir sobre lo que nos une. Hay que dejar en claro que los liderazgos no se imponen con discursos ni con estrategias personales, sino con la legitimidad que da el respaldo popular.
¿Y usted qué cree, compañero? ¿Piensa que todavía estamos a tiempo de reparar este desencuentro? Porque yo le digo que mientras haya pueblo organizado y con fe en la causa, siempre hay una oportunidad. La clave está en que esa voz colectiva sea escuchada por los dirigentes. ¡Cuénteme qué piensa usted y sus compañeros!
...
Acá dejé de contestarle porque la reiteración de la pregunta sobre qué pienso yo y qué piensan mis compañeros, me despertó la paranoia y pensando que esto está hecho por quien está hecho… no es muy paranoica mi paranoia… las herramientas las tiene el enemigo y la usa de forma muy eficaz...