Definición:

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El cuento fantástico es aquel que,
por la suma de elementos reales y de elementos extraños e inexplicables,
hace vacilar entre una explicación natural o una sobrenatural

y deja al lector sumido en la incertidumbre.

18 de octubre de 2015

Resistencia yacaré

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No es extraño ver a un cocodrilo manejando un taxi. Ahora, si se trata de un yacaré, la cosa cambia.
Los cocodrilos fueron cooptados por la cultura occidental hace demasiado tiempo como para poder mantener su identidad.
Los yacarés, en cambio, tienen a su favor que no son tan famosos y sus lugares de residencia están en zonas que no tienen... no, debo decir, no tenían motivo para llamar la atención de los poderosos.
Los poderosos... primero voy a explicar el razonamiento.
El hecho de que los poderosos hayan posado sus ojos en el hábitat de los yacarés, complejiza de tal modo las cosas que, podemos hablar sin temor a equivocarnos de un antes y un después en la vida de los yacarés, que no manejan taxis.
El salto a la fama de los cocodrilos fue un tanto gradual, pero más temprano que tarde se instalaron en el inconsciente colectivo para no irse nunca más.
Las películas de Hollywood, cuando empezaron con el asunto de Tarzán y otros personajes que pasaban en algún momento por el África, mostraron los primeros cocodrilos. De ahí en más, su salto a la fama fue imparable. Desde ese primer día, hasta el día de hoy han pasado.... millones de metros de celuloide, y millones de kilos de archivos digitales.
A esta altura todo el mundo sabe lo que es un cocodrilo. Y si bien los primeros cocodrilos vivían gracias a su trabajo de cocodrilo, con el tiempo éste comenzó a escasear por lo que necesitaron otras fuentes de ingreso y de allí en más que, pasa a ser normal, en esta época, ver a un cocodrilo conduciendo un taxi.
Con los yacarés no ha pasado lo mismo.
Los yacarés de por sí, son una especie que difícilmente se deje domesticar como los cocodrilos.
Nunca permitieron que los filmaran alegremente.
No les importa la fama. Y al que osara intentar capturar su imagen, lo mastican sin piedad y se lo tragan. Ellos no andan con vueltas y, no querían caer en la trampa, que sus primos lejanos, lo cocodrilos cayeron por vanidad.
Los yacarés son especiales, no les gusta el ruido, ni las luces, ni la fama, ni los productores.
Sienten un especial asco hacia los productores por saberlos bichos sin conciencia, capaces de hacer cualquier cosa para lograr sus propósitos. A los productores los mastican y los escupen, y solamente las aves carroñeras logran tragárselos, pero recién después de por lo menos un mes, cuando sus propiedades químicas están tan descompuestas que el veneno prácticamente se decantó.
Por eso los yacarés lograron hasta hace poco tiempo mantenerse al margen de la problemática laboral, que llevó a los cocodrilos, además de, a manejar taxis, a desempeñarse como guardaespaldas o empleados domésticos.
Los yacarés lograron mantener su independencia hasta que llegó el maldito momento en que sus zonas de esparcimiento y vivienda tomaron vital importancia en el ajedrez mundial, por estar ubicadas precisamente sobre lo que se denomina Acuífero Guaraní.
Desde la revolución industrial para acá, el hombre se dedicó, pacientemente a hacer mierda la naturaleza.
Al día de hoy resulta de vital importancia una fuente natural de agua dulce, porque si bien el 80 por ciento del planeta está cubierto por agua, solamente una mínima parte de esta agua es dulce y potabilizable.
Y una de las zonas de mayor concentración de agua en estas condiciones está justo debajo de todos los yacarés.
Y linda joda para los grandes ladrones de agua, porque los yacarés ya se comieron por lo menos a 35 ladris que querían adueñarse de sus tierras. Por eso, esta gente no es nada tonta, y si no pueden de una forma, van a intentar de otra.
Después de que desaparecieron alrededor de veinte productores, y los otros treinta y cinco ladris que intentaron tomar la zona por la fuerza fueron dados por perdidos, los dueños de todo decidieron utilizar métodos más sofisticados para vencer la resistencia de los yacarés.
Esa lucha está en su momento más duro, todavía no se sabe quién va a ganar, porque los yacarés tiene una resistencia a toda prueba dada por la naturaleza y el espíritu de todos los originarios que alguna vez se comieron.
Todavía resisten, espero que por mucho tiempo.
Por eso cuando usted vea un cocodrilo manejando un taxi, no se asuste, es normal, pero si alguna vez ve a un yacaré en el asiento del conductor, todo habrá terminado.




Pueden conseguir la edición en papel del libro en http://articulo.mercadolibre.com.ar/MLA-621008336-libro-sapos-reales-en-jardines-imaginarios-_JM

1 comentario:

Norma Liliana Ramljak dijo...

¡Hermoso cuento! Me gustan los yacarés