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No es
extraño ver a un cocodrilo manejando un taxi. Ahora, si se trata de
un yacaré, la cosa cambia.
Los cocodrilos fueron cooptados por la
cultura occidental hace demasiado tiempo como para poder mantener su
identidad.
Los
yacarés, en cambio, tienen a su favor que no son tan famosos y sus
lugares de residencia están en zonas que no tienen... no, debo
decir, no tenían motivo para llamar la atención de los poderosos.
Los
poderosos... primero voy a explicar el razonamiento.
El hecho
de que los poderosos hayan posado sus ojos en el hábitat de los
yacarés, complejiza de tal modo las cosas que, podemos hablar sin
temor a equivocarnos de un antes y un después en la vida de los
yacarés, que no manejan taxis.
El salto a la fama de los cocodrilos
fue un tanto gradual, pero más temprano que tarde se instalaron en
el inconsciente colectivo para no irse nunca más.
Las
películas de Hollywood, cuando empezaron con el asunto de Tarzán y
otros personajes que pasaban en algún momento por el África,
mostraron los primeros cocodrilos. De ahí en más, su salto a la
fama fue imparable. Desde ese primer día, hasta el día de hoy han
pasado.... millones de metros de celuloide, y millones de kilos de
archivos digitales.
A esta
altura todo el mundo sabe lo que es un cocodrilo. Y si bien los
primeros cocodrilos vivían gracias a su trabajo de cocodrilo, con el
tiempo éste comenzó a escasear por lo que necesitaron otras fuentes
de ingreso y de allí en más que, pasa a ser normal, en esta época,
ver a un cocodrilo conduciendo un taxi.
Con los yacarés no ha pasado lo
mismo.
Los
yacarés de por sí, son una especie que difícilmente se deje
domesticar como los cocodrilos.
Nunca
permitieron que los filmaran alegremente.
No les
importa la fama. Y al que osara intentar capturar su imagen, lo
mastican sin piedad y se lo tragan. Ellos no andan con vueltas y, no
querían caer en la trampa, que sus primos lejanos, lo cocodrilos
cayeron por vanidad.
Los yacarés son especiales, no les
gusta el ruido, ni las luces, ni la fama, ni los productores.
Sienten
un especial asco hacia los productores por saberlos bichos sin
conciencia, capaces de hacer cualquier cosa para lograr sus
propósitos. A los productores los mastican y los escupen, y
solamente las aves carroñeras logran tragárselos, pero recién
después de por lo menos un mes, cuando sus propiedades químicas
están tan descompuestas que el veneno prácticamente se decantó.
Por eso los yacarés lograron hasta
hace poco tiempo mantenerse al margen de la problemática laboral,
que llevó a los cocodrilos, además de, a manejar taxis, a
desempeñarse como guardaespaldas o empleados domésticos.
Los
yacarés lograron mantener su independencia hasta que llegó el
maldito momento en que sus zonas de esparcimiento y vivienda tomaron
vital importancia en el ajedrez mundial, por estar ubicadas
precisamente sobre lo que se denomina Acuífero Guaraní.
Desde la
revolución industrial para acá, el hombre se dedicó, pacientemente
a hacer mierda la naturaleza.
Al día
de hoy resulta de vital importancia una fuente natural de agua dulce,
porque si bien el 80 por ciento del planeta está cubierto por agua,
solamente una mínima parte de esta agua es dulce y potabilizable.
Y una de
las zonas de mayor concentración de agua en estas condiciones está
justo debajo de todos los yacarés.
Y linda joda para los grandes ladrones
de agua, porque los yacarés ya se comieron por lo menos a 35 ladris
que querían adueñarse de sus tierras. Por eso, esta gente no es
nada tonta, y si no pueden de una forma, van a intentar de otra.
Después
de que desaparecieron alrededor de veinte productores, y los otros
treinta y cinco ladris que intentaron tomar la zona por la fuerza fueron dados por perdidos, los dueños de todo decidieron utilizar
métodos más sofisticados para vencer la resistencia de los yacarés.
Esa lucha está en su momento más
duro, todavía no se sabe quién va a ganar, porque los yacarés
tiene una resistencia a toda prueba dada por la naturaleza y el
espíritu de todos los originarios que alguna vez se comieron.
Todavía
resisten, espero que por mucho tiempo.
Por eso cuando usted vea un cocodrilo
manejando un taxi, no se asuste, es normal, pero si alguna vez ve a
un yacaré en el asiento del conductor, todo habrá terminado.
Pueden conseguir la edición en papel del libro en http://articulo.mercadolibre.com.ar/MLA-621008336-libro-sapos-reales-en-jardines-imaginarios-_JM
Pueden conseguir la edición en papel del libro en http://articulo.mercadolibre.com.ar/MLA-621008336-libro-sapos-reales-en-jardines-imaginarios-_JM
1 comentario:
¡Hermoso cuento! Me gustan los yacarés
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